Los fantasmas de las amistades pasadas.

Hoy me siento nostálgica.

Creo en el karma y en que todo en la vida debe estar en equilibrio; cuando por un lado algo va de maravilla, por el otro algo se echa a perder. No es cosa mía, es la una ley universal.

Con esta idea bien clara en la cabeza he logrado sobrellevar mis pérdidas más significativas, pero las que más trabajo me han costado aceptar son las que tienen que ver con el término de una amistad, de las realmente especiales. 

¿Tienen fecha de caducidad las relaciones humanas? Sí, pero comúnmente asociamos el fin del afecto con una pareja sentimental o incluso con algún familiar, raras veces incluimos a nuestros amigos en ese panorama. 

Hoy recordé a una chica a la que aún quiero mucho pero que ya no es mi amiga. Un día, después de bastantes años, ese lazo se rompió y no hemos vuelto a cruzar palabra desde entonces; ni siquiera nos hemos visto en la calle, aún cuando ella vive a escasos 10 minutos de mi casa. 

Con el paso de los meses el dejar de incluirla en mi vida se volvió más fácil, de hecho ya pocas veces me acuerdo de ella, sin embargo hoy me llegó de lleno la melancolía. Recordé los buenos momentos y su ausencia me dolió como no me había dolido en mucho tiempo, incluso pensé en las diferentes maneras en que podríamos arreglar nuestra inexistente relación. Pero justo después del golpe de nostalgia rememoré nuestro último año 'juntas' y comencé a identificar las rupturas, algo había dejado de estar del todo bien desde antes, así que sólo era cuestión de tiempo para algo terminará por romperlo todo. Y eso pasó.

Vivimos sin problemas la una sin la otra, no puedo negarlo, sé que le va bien y supongo que se imagina que no me va mal. De tanto en tanto me pregunto si habrá logrado cumplir sus objetivos, si se sentirá feliz con sus decisiones y en cómo reaccionaríamos si nos encontráramos en las calles traicioneras de esta ciudad.

Decidí dedicarnos esta entrada como despedida, para evocar los años compartidos y recordarme que el cariño no se muere pero que es necesario ponerlo de lado para cerrar capítulos y dejar atrás personas, lugares y recuerdos de otras vidas.