Mirémonos.

 
Leí un artículo acerca del enamoramiento, más bien sobre la "fórmula" para hacer que dos extraños (o, en su defecto, conocidos) terminen enamorándose el uno del otro. 
El método parece sencillo: se contesta de manera alternada una serie de preguntas que en un primer momento parecen ser inocentes y triviales pero que tienen la finalidad generar intimidad entre los interlocutores con forme avanza la conversación.
Conocer a fondo a otra persona y dejarte conocer, ese es el objetivo del cuestionario -dime algo que no sepa, pensé- sin embargo me llamó la atención que al final de la charla los participantes deben mirarse fijamente a los ojos durante cuatro minutos. Fue eso lo que me motivó a escribir esta entrada.
Mirar a los ojos a alguien por cuatro largos minutos ¿lo han hecho? Yo no creo haber durado tanto ni una sola vez, no me gusta exponerme de esa manera, porque cuando dejas que te escudriñen los ojos no queda de otra más que mostrar lo que llevas dentro, es imposible esconderlo. 
Es así como se derrumban barreras, mirándose; no hay lugar a donde ir más que a los ojos del otro. Cómo no enamorase cuando te expones a ese grado de intimidad.

Comentarios

Entradas populares